miércoles, 21 de agosto de 2013

LAS PUERTAS DE TROYA

-No hay Dios del Olimpo más vengativo que Artemisa. Ella y Apolo abatieron de un disparo a los hijos de Niobe sólo porque la desdichada mujer insultó a su madre. Cuando Acteón la descubrió mientras se estaba dando un baño, ella la convirtió en un ciervo y luego fue despedazado por sus propios perros de caza. Incluso a Calisto, que era su amiga, la convirtió en una osa y luego la mató, y todo porque Zeus la violó. No, Epérito, la diosa quiere un pago en especie, ojo por ojo: Ifigenia a cambio del ciervo sagrado. Sólo la sangre inocente de mi hija satisfará a Artemisa, y Agamenón no tendrá su guerra a menos que esté dispuesto a hacer el sacrificio.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario