Arnem se encoge de hombros.
-Supongo que hombres
malvados.
Pero Caliphestros niega con la cabeza.
-No. La maldad, cuando de verdad existe, es demasiado fácil
de detectar para suponer un peligro realmente grande. Los hombres más
peligrosos del mundo son los que, por las razones que sea, ponen sus nombres y
su servicio a disposición de lo que ellos perciben, en ese momento, como una
buena causa. El mal más grande y verdadero, entonces, es el que ejecutan
hombres buenos que no pueden (o, peor, que no quieren) darse cuenta de que
están sirviendo al mal. Y en Broken hay un hombre asi, acaso el último de su especie,
un hombre cuyo poder y cuyas motivaciones lo han convertido, desde hace mucho
tiempo, en fuente de profunda preocupación.
Arnem asiente con gravedad.
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